Entrevista de la Transición Democrática

Para mi entrevista escogí a mi abuelo Norberto Afonso Crespo, de 74 años y natural de Taganana, un bello pueblo costero del Macizo de Anaga. Albañil de profesión, siempre se ha dedicado a cualquiera de las labores jornaleras para dar de comer a su familia, ya sea labrando la tierra de Sol a Sol o levantando tabiques.

-¿Cómo viviste la muerte de Franco?
Desde mi punto de vista, no fue tan dramático, el luto únicamente se aplicó a los funcionarios, de resto se continuó con normalidad la vida laboral. Los que eran más cerrados y los viejitos de los pueblos que vivieron la guerra pues sí que asustaron, porque para ellos él era su salvador, el que nos salvó del temido comunismo. En parte, todos estábamos un poco asustados, imagínate, no saber qué es lo que venía ahora, si era peor o era mejor, en que iba a acabar o como nos iba a afectar a nosotros, eran muchas cosas en las que pensar y nosotros siempre tan ignorantes de todo lo que pasaba arriba. Hombre, no todos lo sufrieron de ese modo, vamos a ver, los republicanos y los de izquierdas sí que se alegraron, pero muy discretos pues no les convenía, y si le preguntas a una familia de militares -¡bueno!- eso era una completa tragedia.
Yo la verdad es que con ese tema era un poco indiferente, pues yo no tuve nunca problema alguno con las autoridades.

-¿Cuándo empezó para ti la Transición? ¿Cuándo empezaste a escuchar ese término?
Pues fíjate, ya desde tiempo antes de la muerte de Franco, se sabía muy claramente que la democracia iba a llegar, es más, es que tenía que ser así y nadie lo porfiaba. Pero realmente, lo que es escucharlo, que si por la radio o verlo en el periódico (fíjate tú, que en ese entonces aún no teníamos ni televisor), pues yo no me acuerdo. Lo que sí, que uno estaba todos los días pendientes a ver qué es lo que pasaba y como se ponían de acuerdo esa gente, aunque no me enterase mucho, pero por la curiosidad.

-¿Cómo se encontraba España económicamente en ese momento? ¿Cómo lo veías desde tu punto de vista?
En los últimos años, pues la verdad es que nosotros por lo menos no teníamos problemas ningunos, lógicamente arriba decían que todo iba genial y lo pintaban muy bien, mentira. Todo dependía más bien de la familia y nosotros no es que fuéramos unos privilegiados ni mucho menos, pero eso sí tenía Franco y es que trabajo nunca faltó, no cobrabas mucho, pero tenías trabajo asegurado y además que en aquel entonces pues con la peseta y demás no eran las cosas tan caras como ahora. O, por ejemplo, antes tampoco había tanta dificultad de encontrar trabajo, fíjate que cuando acababas los estudios ya podías ser maestro de escuela y tenías tu puesto de funcionario fijo, ahora que si las oposiciones y todo ese jaleo pues el que lo quiera se lo tiene que currar más. También es verdad que no todo el mundo podía acabar los estudios, no es que la escuela fuera de pago, sino que se necesitaba a gente en el campo para trabajar y lo primero era comer, los que tenían un poco más pues compraban la comida y los hijos podían ir a estudiar, pero yo con tu edad acababa de empezar a trabajar cobrando mi sueldito (unas 211 pesetas a la semana, de las que yo solo veía 11 y el resto para mi madre).
Pero eso era antes de que empezara la mili, por el 60 más o menos, ya a finales pues la cosa era diferente, uno cobraba más y no había tanta hambre, los niños iban a la escuela, la gente tampoco se quedaba en el pueblo y muchos se vinieron para Santa Cruz o La Laguna.
Después de muerto Franco pues ya llegó Adolfo Suarez y sacó el IRPF y ya todos se echaron atrás con la democracia porque antes no había que pagar nada. Pero la verdad es que me pareció muy bien, que cada uno pague lo que le corresponde según lo que tenga, siempre que se use ese dinero en lo público, como en aquel entonces, no como es ahora para llevárselo a sus bolsillos.

-¿Cómo veías la situación política en aquella época? ¿Y cómo afectó el cambio en la sociedad?
Yo tampoco me enteraba mucho, la verdad, pero solo sé que, si no todas las semanas, casi todas habían noticias de las discusiones entre políticos intentando ponerse de acuerdo y sacando leyes y votaciones para todo. Pero de lo que si me acuerdo es que la gente se movía, la que sabía, obviamente, los universitarios y gente pudiente que había tenido buena educación y por lo tanto conocían lo que sucedía. Por ejemplo, las manifestaciones, que eran muy habituales, las hacían normalmente los universitarios que no hacían sino quemar guaguas destrozarlo todo.
Por nuestra parte, nosotros nos quedábamos calladitos, más que por el miedo, por la ignorancia… Si no conocíamos, ¿qué íbamos a reclamar?

-¿Se notaba una influencia del turismo extranjero?
Hombre, la verdad es que fue un poco chocante ver las distintas formas de pensar y de ser de los guiris, allá predominaba la libertad y aquí, que como dijeras algo más de la cuenta tenías a la Guardia Civil detrás, pues no estábamos acostumbrados y lo veíamos muy mal y como faltas de respeto. Ahora vete y dile a alguien que no exprese lo que sienta, o dile que no puede llevar una ropa.

-¿Cómo se sentía al oír tantas noticias de acciones terroristas y atentados? ¿Crees que se hizo bien al legalizar a los nacionalistas y a los comunistas?
Para mí, ese fue el gran error de Suárez. Desde mi punto de vista, toda esa permisividad fue la que le llevó a dimitir, porque una vez dentro se empezaron a aprovechar destrozaron toda la democracia que había conseguido.
En cuanto a los terroristas, había mucho miedo, muchísimo. Aquí en las islas no tanto, porque ETA no actuaba por aquí, y la MPAIAC no llegaba a tanto. Pero si pasábamos miedo por mi cuñado que vivía en Madrid, él nos contaba que había semanas que tenía miedo de salir a la calle, porque nunca sabes ni cuándo ni dónde te podías encontrar algo, y a lo mejor solo con ir a buscar el pan te llevabas una desgracia.

-¿Qué tal se acogió en la sociedad la amnistía de presos políticos? ¿Y cómo afectó la llegada masiva de exiliados o refugiados de la dictadura tras la muerte de Franco?
Obviamente, todo el mundo, menos los franquistas cerrados, apoyó esa decisión y gustó mucho. Muchos de ellos estaban encerrados por causas menores, pero los acusaron de traición a la nación y les desgraciaron la vida. Yo me acuerdo que en Taganana, había un señor que la Guardia Civil vino una vez a buscarlo para arrestarlo y nunca lo encontraron, y al final resultó que se había encerrado en su casa y su mujer le llevaba la comida porque se había vuelto medio loco, y se llevó 20 años ahí encerrado.
Pues los emigrantes que regresaron, recordaban a cuando Fidel Castro llegó a Cuba y todos los que se habían ido para allá tuvieron que volver -con una mano atrás y otra adelante- porque no les permitían llevarse nada de allá si querían irse, y una vez en las islas, volvieron, pero esa vez a Venezuela, que en aquella época era lo mejor que había. Y todos ellos fueron acompañados de los que buscaban donde huir de Franco.
Pero cuando regresaron, muchos cambiaron, y la verdad que no sé por qué volvieron porque casi todos trajeron el sentimiento venezolano con ellos.

-Por último, ¿qué sistema prefieres, el democrático en el que nos encontramos ahora, o la dictadura de antes? En cualquier caso, ¿qué rescatarías del sistema que no escoges?
Pues no sé yo que decirte, mucha corrupción, robo y estafa ha traído este sistema, desde que salió Felipe Gonzalez en adelante. Pero si tuviera que quedarme con alguno, preferiría el de ahora, que al menos ustedes tienen una buena educación y formación y no son ningunos ignorantes y se pueden defender en el mundo sin problema. Pero si hay algo que echo en falta es el respeto que se tenía en la dictadura. No hay nada como el respeto, y el liberalismo de la democracia, lo que trajo fue el vandalismo y la violencia como excusa para hacer lo que le da la gana a cada uno.

Antes con la Guardia Civil siempre atenta, no movías ni un dedo, y ya no porque tuviésemos miedo, sino porque es lo natural y lo normal. Recuerdo que antes ibas caminando por la carretera de Taganana camino a las Mercedes y te encontrabas a cualquier persona que no conocías, borracha y tirada en el suelo, tú lo que hacías era apartarla hacia dentro para que no se cayera al barranco y seguías de largo, ahora te ven así y lo que te hacen es robarte todo lo que lleves encima y tirarte por el barranco si te descuidas. Nadie se metía en lo ajeno ni tenía que ver con nada que no le viniera a cuento.

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